27 de marzo de 2011

Enciento el último cigarro de la noche con una bengala. Me doy cuenta de algo, es una imagen de lo que el amor significa. Al principio, cuesta encenderla, tienes que acercarla mucho al fuego; pero cuando está suficientemente caliente, explota. Una burbuja de chispas rodeando al palo. Algunas salen disparadas, y al rozar la piel da un pequeño calambre. Pero al fin y al cabo son sólo eso: chispas. No te queman los dedos al tocarlas, casi ni las notas. Pero yo me fío de ellas, porque me alumbran el camino hasta el banco más cercano, porque hipnotizan, una tras otra, con su fulgor continuo. Sale una, desaparece. Pero allí llega otra. Son instantes, y parecen no acabarse. Y así, en penumbra, es imposible divisar el final de aquello. Nada, todo llega, créeme. De hecho, antes de lo que creemos. Si te ha dado tiempo, enciendes otra bengala con la que ya tenias, así que explota de nuevo. Más luz, el camino sigue alumbrado. Aunque todo es una gran mentira, queramos o no convencernos de lo contrario. Sin previo aviso las chispas remiten, el palito se apaga, la luz desaparece. De repente, sin más, no hay explicaciones, y no puedes evitarlo.
Pero no importa. Tiro la bengala a la basura. Todavía tengo mi cigarro, un banco y una noche que admirar.

2 comentarios:

  1. Que lindo blog, te sigo.
    pásate por el mio si quieres http://silviagriffin.blogspot.com/
    Besos :)

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  2. Eres genial escrbiendo. Te he encontrado en un página de tuenti, y para nada me parece que esto sea una chapuza. Ya me gustaría a mi tener el talento que tu tienes.
    Te sigo, e intentare leerte dia a dia. Aqui tienes a una fan, verdadera, no de esas que dicen que siguen y luego no se molestan ni en leer lo que escribes.
    Un besazo :)

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