30 de abril de 2011

Tonight

Ha sido una semana difícil. Pero qué más da ahora que estoy entre tus brazos. Y colgarda de tu mano, puedo contarle secretos a tu cuello, susurrar en tu espalda, sentarme sobre tus rodillas; crear una oportunidad.
Ahora la oscuridad es palpable, el ambiente está cargado. Palabras húmedas, en voz baja, despacio y sin hacer ruido.
Tu presión sobre mi cuerpo y un dibujo que lo recorre entero. Todos los poros de mi piel se abren, se me eriza el vello, mi contorno queda liberado, ahora sólo quiero tu tacto. Y cerrar los ojos para disfrutar más cada caricia, dejar que un te quiero fluya entre beso y beso, jugar un poco, reirme de tu debilidad, tomar el control y seguir queriéndote.
Que fluya el tiempo, que yo no lo noto. Ya no hay límites, no hay verguenza. Tú para mí y yo para ti.
Sentirme guapa por una vez, sentir todas las palabras que no habían sido dichas hasta ahora, el calor de lo que es una relación. Sentir que puedo respirar con tranquilidad y dejar a parte todo lo demás. Nada importa. Sentirme afortunada.

FELICIDAD.


El juego había vuelto a empezar. Felicidad en estado puro, brutal, natural, volcánico, qué gozada, era lo mejor del mundo... Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que la coca, chutes, porros, hachís, rallas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, lsd ,éxtasis. Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, que una orgía, una paja, el sexo tántrico, el kamasutra, las bolas chinas. Mejor que la nocilla y los batidos de plátano. Mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del Milenium... Mejor que los andares de Ally Mcbeal, Marilyn, la Pitufina, Lara Croft, Naomi Campbell y el lunar de Cindy Crawford. Mejor que el pequeño paso de Amstrong sobre la Luna, el Space Mountain, Papa Noel, la fortuna de Bill Gates, las malas experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson, mejor que los excesos de Morrinson...
MEJOR QUE LA LIBERTAD, MEJOR QUE LA VIDA.

25 de abril de 2011

Son sólo palabras...

¿Sabes por qué aguanto todo esto? Pues... si lo sabes, dímelo. Porque yo no tengo ni idea. Será porque te quiero. Será porque después de todas las gilipolleces, todos los despistes, todo el daño y todas las lágrimas, me siento demasiado orgullosa de poder decir que eres casi mío. Que cuando estoy contigo puedo tenerte, que puedo acurrucarme en tu pecho sin nada más que decir. Silenciar mi cabeza por una vez, dejar todo el remolino de ideas a parte por un minuto. Porque al fin y al cabo ahí estás; puedo tocarte, puedo sentirte, dejar de tener frío con un abrazo, sentir que soy fuerte sólo porque me acompañas, sentirme estúpidamente única cuando me coges de la mano, y parar el mundo con un beso. Hasta para mí esto es demasiado cursi. Me conoces, sabes que no soy así. Pero no hay otras palabras para describirlo. Son sentimientos, difíciles de manejar, difícil hablar de ellos muchas veces, tú eso lo sabes bien.
Ya sé. Aguanto todo esto por estúpida. Porque creo que en algún momento vendrás corriendo gritando mi nombre y diciéndole al mundo entero que me quieres. Que me quieres porque soy especial, pero porque lo soy para ti. No por grandes atributos, no porque puedas pensar que sea guapa, porque ambos sabemos que muchas me superan. No por eso, porque soy única, la única a la que quieres conocer a fondo, con la que quieres compartir tu vida. Aunque sea en este momento.
Nadie está diciendo que tenga que ser para siempre. Pero sería bonito, no crees? Desear que durara eternamente, aunque sepamos que no, aunque sea inevitable que el final llegue. No sería una falsa promesa, sería un sueño, una esperanza, una manera de vivir feliz. Contigo. No necesito mucho más. Y nunca pensé que diría algo así, nunca pensé que dependería de nadie. Es triste. De hecho, es bastante patético. Pero qué quieres que yo le haga.
Cuando te vayas todo esto se me echará encima. Pero es algo que tarde o temprano sucederá. Entonces por qué voy a tener miedo a algo que ya sé que es irremediable? Para qué amargarme el camino. Es el miedo a no saber cuándo llega el final. Sí, es la incertidumbre, las cosas no planeadas. Pero no son las cosas espontáneas las que hacen la vida misma? No podemos clasificar todo, así que tampoco debería tener miedo al cuándo.
Ya sé lo que realmente temo. No aprovecharlo. Desperdiciar todo este tiempo que tengo para estar contigo. Que llegue el día en que digamos adiós y sienta como que aún apenas hemos dicho un hola de verdad. Pero eso es cosa de dos. Es un camino en el que vamos dados de la mano.
Yo prometo ser yo misma. Sin celos, sin rencor, sin daño y sobre todo sin miedo. Sin todo eso que puede estropearlo. A cambio necesito tu sonrisa; la cara que pones cuando eres feliz a mi lado, el único momento en que realmente puedo afirmar que me quieres; tu calor y lo que sea, con tal de que sea tuyo.