8 de diciembre de 2011

Nostalgia.


Cómo puedo ser valiente, cómo voy a amar si tengo miedo a caer de nuevo. Estoy un paso más cerca. Llevo toda mi vida esperándote. Cariño no te preocupes, te amo desde hace mil años y te amaré mil más. Y qué más da si ya estoy preparada, estoy dispuesta. He muerto y he resucitado con tu presencia y ya no me importa. Porque sé que será así para siempre, tendré que vivir con cada decisión tomada en torno a ti, al menos durante los próximos tiempos.
No te preocupes, algún día te encontraré y será como siempre ambos habíamos deseado. Ya no me da miedo no moverme cerca tuyo, no me importa dejar de merodear tu casa y alejarme de algunas oportunidades. A quién le importa, si la vida gira más rápido que el tiempo, se suceden horas antes que los segundos, y parecen segundos lo que fueron meses.
Quiero decirte que sigo teniendo miedo. Por supuesto que sí. Que jamás entenderé tu forma de actuar ni la de nadie. Pero ha dejado de importarme, quiero creer que así es.
Sé que hay cosas que nunca volverán. Pero verás, una cosa es no querer algo y otra muy distinta que te digan que jamás podrás poseerla. Duele. Porque ahora sé que ya no estará en caso de que cambie de idea.
Cerré una puerta, fue mi elección. Mi problema es que soy incapaz de no mirar atrás y comprobar si aún sigue cerrada. Ya sé que nadie dará todo por mí. He comprobado que la vida ha dejado de regirse por el amor al resto. Y eso también ha dejado de importarme, o eso desearía.
Ahora tan sólo cierra los ojos. Sí, ahí están de nuevo todos tus fantasmas, todas las cosas sin resolver, los nudos en la garganta, el estómago revuelto y las ganas de pasar de todo y quedarse ahí para siempre. No es que haya pasado nada malo, pero tampoco bueno. Sencillamente, no hay nada que te impulse a seguir luchando. Bien. Ahora ábrelos. Es sencillo, la realidad está ahí, lista para ser usada. En verdad, podemos hacer con ella lo que queramos. Con sus momentos malos; de esos que sientes una mano en la garganta, la nuez a punto de estallarte y la vista nublada, de esos que te tiemblan las piernas o cuando el corazón empieza a correr los cien metros lisos. No importa. Todos encontramos nuestro sitio, y con un poco de suerte a nosotros mismos. Qué típico es decir no te preocupes por la gente que no mrece la pena, y qué razón tiene. Pero qué difícil es hacerlo a veces. Hasta en los lugares más inhóspitos se encuentran pequeñas gotas de solidaridad en todas sus formas.  Puede que no sea perfecta. No, no soy un modelo de conducta, ni una personalidad ejemplar. Pero tengo la sensatez suficiente para comerme el orgullo y saber en qué me equivoco y en qué no. Y sobre todo, intentar mejorar. De hecho, es lo que haré a partir de ahora. La felicidad está más cerca de nosotros de lo que creemos, en detalles que ni sabíamos que existían. Es una cuestión de querer verla.
Al final todo sale bien, siempre sale bien, quiero creer que así es.

1 de diciembre de 2011

Como la noche y el día

Cuenta una leyenda china la historia de dos amantes que jamás logran reunirse. Se llaman Noche y Día. En las horas mágicas del atardecer y el amanecer los amantes se rozan y están a punto de encontrarse, pero nunca sucede. Dicen que si prestas atención puedes escuchar sus lamentos y ver el cielo teñirse del rojo de su rabia. La leyenda afirma que los dioses tuvieron a bien concederles algún instante de felicidad y por eso crearon los eclipses, durante los cuales los amantes logran reunirse y hacer el amor. Tú y yo también esperamos nuestro eclipse. Ahora que hemos comprendido que ya nunca volveremos a encontrarnos, que estamos condenados a vivir separados, que somos la noche y el día.

ABC.

A veces sientes que no puedes vivir sin una persona. Sientes que si te deja tu mundo se va con ella y todo se derrumba. Todo se te viene encima y te preguntas muchas cosas sin que nadie pueda darte la respuesta...simplemente no olvidas a esa persona, sólo te acostumbras a vivir sin ella. Esa persona que siempre te acompaña en tus pensamientos y que nunca abandona tu corazón. Quieres olvidar lo que fue, lo que es, lo que será, lo que pudo ser y no fue, lo que podría ser y no será... pero no puedes, es demasiado difícil para ti. No puedes olvidar todos aquellos buenos momentos que pasásteis juntos, los malos ratos de los que pudisteis aprender. No puedes dejar de soñar con un futuro en el que solo importa un "te quiero" de la persona por la que sufres cada día sin querer...
Y si de verdad quieres a alguien, sólo hacerle feliz es suficiente. Aunque no puedas tener sus besos, sus caricias, sus palabras bonitas, aunque te derrumbes cada día por no poder demostrar del todo lo que sientes, aunque creas que no puedes seguir el camino sin esa persona en tu vida, solo con verle feliz, aunque no sea a tu lado debería bastarte. (Ahora que he tenido todo lo que llevaba queriendo desde hace tanto no me basta, es una condición necesaria, pero no suficiente).

28 de noviembre de 2011

Stronger.

De un día para otro todo acaba. Es curioso las vueltas que da la vida. Lo mejor es que ni siquiera voy a decir que una y no más. Ni lo intentaré. Porque habrá más y más piedras en el camino y estoy segura de que tropezaré con todas ellas. Así que, qué importa. Voy a empezar a confiar más en mí misma. Todos deberíamos hacerlo. Es lo de siempre. Vamos quién no se ha dicho nunca: hoy voy a quererme. ¿Alguno lo conseguimos normalmente? Yo estoy harta, estoy cansada. De remolinos sin sentido, de permanecer de pie al borde de un abismo. Voy a dar media vuelta y regresar a casa. Lo que no te mata, te hace más fuerte. Lo que no regresa, no estaba destinado en tu vida. Lo que no funciona, no merecía la pena. La verdad es que con esto ni siquiera pretendo hacer algo bonito, crear una nueva filosofía o escribir en condiciones. Sólo digo lo que siento ahora mismo. Sabes, no necesito tu calor en la cama, sueño con mil colores y hago lo que quiero. Ya no tienes ningún poder sobre mí. Aunque creas que me has hundido. Bueno, quizás lo hiciste por un momento. Pero he empezado a crecer, a crear principios de lo que todos consideran finales y a tomarme la vida más a chiste. O al menos ése es mi plan. La verdad es que no tengo suficiente autoestima para decir que voy a enseñarle al mundo lo que se pierde, ni que haré que algunos se arrepientan de su cobardía. Es cuestión de actitud. Y si quieres que vuelva, volveré cantando, gritando, siendo yo misma; te saludaré con una enorme sonrisa y luego daré media vuelta. Sígueme entonces si te atreves.
Lo que no te mata, te hace más fuerte. Lo que no te mata, provoca un fuego; guarda esa chispa, enciende un mechero. No porque algo acabe significa que yo esté acabada.

27 de noviembre de 2011

It's sunday.

Veréis, he descubierto que no puedo ser como los demás. He descubierto que ni siquiera me apetece serlo. El que me quiera lo hará por lo que yo misma soy. Sé que este mundo no es más que pura apariencia. La vida se basa en la superficialidad de una foto con una copa en la mano, en un grupo enorme de personas fingiendo un abrazo. La vida es bonita porque algunas de esas personas se quieren realmente, triste es que muchos de ellos necesiten otra imagen para sentirse aceptados.
Ella es puro escote, es sonrisa falsa, una falda más subida de lo normal. Y sí, puede que yo sea a veces como ella, pero jamás podrás decirme que lo fui falsamente, jamás te mentiré. Lo que dicen mis ojos, lo que dice mis sonrisa, es la verdad de mi corazón.
¿Y sabes qué? Ya ni siquiera rezo para ser como ella, para que me elijas a mí. Sencillamente me he cansado de ser quien no soy. Es más, estoy aburrida. Es imposible gustarle a todo el mundo, es algo que tendré que asumir. Pero no es tu caso. No. Yo sé que tan sólo tu cabezonería te impide estar conmigo. Y aquí estoy, tómame o déjame, tal cual, como soy.
Algo pasó, disparaste al centro de la diana. Eres un ejemplo de la perfectamente imperfección. Ahora sé lo que significa. No me canso de repetirme que no eres tan especial, que hay muchos otros. ¿Por qué se me revuelve el estómago al verte? Bah, qué tendrás tú que no tenga cualquier otro... Aun así, nada. Eres único, y lo sé.
Algún día, serás mío. Yo para ti y tú para mí. Ni siquiera estoy segura de lo que quiero, no lo veo. Pero te prometo que lo seremos, como un cuadro de Picasso, algo bonito aunque nadie lo entienda. ¿Es posible? Quizás no esté preparada, pero tengo demasiadas ganas de que pase algo como para pensármelo dos veces.
Es todo muy extraño, lo sé. Pero así es todo, y si no arriesgas, no ganas.

2 de noviembre de 2011

Look back.


Allí está de nuevo. Es el cosquilleo mientras caminas, la lluvia que se desliza por el cuero sin molestar. Las lágrimas que hace tiempo que no visitan el mundo. Es la emoción de volver a encontrar lo que siempre te hace feliz. Y qué importa que el día sea gris, que algunas puertas estén cerradas o que se haya pasado el límite de consumición. Qué importa si al final del pequeño camino te esperan con los brazos abiertos. El pulso se acelera, y mis dedos tamborilean sobre los vaqueros. Aquí llega el primero. Calor que inunda mis brazos y mi pecho, mi alma y mi corazón y, finalmente, consuela mi mente, relaja mis músculos, brilla en mis ojos. Y el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto. Pero nada es eterno. De repente, no es como esperaba. Todo vuelve a relacionarse sin ningún sentido, los últimos tormentos se arremolinan sobre mi cabeza como una nube gris. Tremenda, cargada, dispuesta.
Qué importa, si allí está, el cerrar los ojos con su beso y poder disfrutar de nuevo su olor secreto. No hay otro igual, y qué tendrá. Qué habrá en su mirada tan especial que me haga temblar las piernas, que titubee al guiñarle un ojo y aprisione tanto mi respiración. Sí, qué tendrá que me haya vuelto de repente tan imbécil. Es lo de siempre, pequeña. Las hojas oscuras y muertas cubren las aceras. Sola, vuelvo a la oscuridad, me estaba esperando. Aparecen los mismos fantasmas que la vez anterior, los mismos miedos. ¿Cuándo parará esta tortura? Llegará el día, juro que llegará el día en que la lluvia no cambie el paisaje. Solo que ese día no es hoy. Hoy la vida dio la vuelta y me la jugó por la espalda. Quizás fue por el mal que hice yo antes, quizás lo merezco.
Pero es un ciclo sin fin lo que me persigue. Miles de caminos retorcidos que llegan al mismo jodido punto del que no soy capaz de salir. ¿O es que no quiero? También me lo he planteado. Y encontré la salida, la puerta del no volver, aun sabiendo que era una de las mayores entradas a la estancia. Pero me atrapó el encanto de su enorme lámpara de araña y me comió como si de un mosquito se tratase. Me lo advirtió. Las sillas de satén granate, la gran mesa de madera de arce color caoba, podría pasar de todo. Ojalá, sí, eso me gustaría. Y olvidar lo sucedido, aquello ya no me importa. Mirar por la ventana la gente pasar; la lluvia se retiraría con dignidad esperando mi próximo momento de vulnerabilidad, o puede, sólo puede, que para no volver. Pero allí está de nuevo. Ese nudo en la garganta, la lluvia ha ganado, y las lágrimas vuelven a brotar como viejas amigas.

24 de septiembre de 2011

El trabajo de sonreír

¡Cuánto apreciamos todos la sonrisa amable de las personas y cuántas veces nos resistimos a sonreír! Resulta un tanto enigmático que gustándonos tanto a todos el que nos atiendan con una sonrisa seamos tan roñosos a veces para sonreír a quienes solicitan nuestra atención. De modo semejante, nos parece increíble que alguien pueda acogernos con una sonrisa afectuosa aun sin conocernos y, sin embargo, todos tenemos la maravillosa experiencia de aquella sonrisa a primera hora de la mañana que logró cambiar nuestro día.

Es una pena minusvalorar la sonrisa, pues es uno de los rasgos más típicos del ser humano. Wittgenstein anotaba incidentalmente en un oscuro pasaje que “una boca sonriente sonríe sólo en un rostro humano”. Con estas palabras afirma que para sonreír hace falta un rostro humano que otorgue significado a esa sonrisa, pero quizá sugiere también que un rostro humano es plenamente humano cuando sonríe. Todo ser humano es capaz de reír. Tomarse el trabajo de sonreía es un modo aparentemente sencillo en el que cada uno puede hacer un poco más humano este mundo nuestro y hacer así también más humana su propia vida.


La sonrisa es siempre muy agradecida. Quien sonríe cosecha muchas veces la sonrisa y el afecto de los demás. Es muy conocida aquella afirmación de William James, de que no lloramos porque estamos triste, sino que estamos tristes porque lloramos. Me parece que algo semejante puede decirse de la sonrisa. De hecho, cuando me encuentro con personas que sufren por cualquier cosa, suelo invitarles a que se empeñen en sonreír a quienes tienen a su alrededor porque, y así es, no sonreímos porque estamos contentos, sino que más bien estamos contentos porque sonreímos. No importa que en un primer momento la sonrisa sea forzada o parezca artificiosa, pues con su repetida práctica va calando por dentro hasta que alegra el corazón.

1 de agosto de 2011

El Hombre de las Tres Caras

Ayer conocí al hombre de las tres caras. Mi subconsciente me lo presentó, al principio como un vulgar engaño, como haciéndome ver que podía llegar más alto. Pero, ¿dónde está el límite, mi querido señor, si me permite preguntar?

Apuesto, con andares graciosos, el pelo perfectamente colocado y un sentido del humor demasiado correcto. Así era el Primer Hombre. Alguien digno de acompañar por la calle, quedaría increíble en los marcos de fotos de la casa, y sería, probablemente, el padre perfecto.


No sé por qué, fue facilísimo pasar de ese Primer Hombre. Entonces la imaginación me jugó una mala pasada. Al Segundo Hombre no tuvo que presentármelo, porque ya le conocía. Era ése que hasta hace poco también me perseguía en sueños y ahí estaba de nuevo. Radiante, cómo no. No tan perfecto como el Primer Hombre, pero sí demasiado grande para abarcarle con una sola mirada. Y caminaba a mi lado de nuevo. “No te echaba de menos sabes?”, le dije. Él me miró y se rió. No puede ser, no es posible que esté otra vez en esta situación, prometí que no volvería a verle.


Me giro, ya no está. En su lugar es el Tercer Hombre, pero en realidad es el primero. Era el que ya había estado ahí. Vaya tonta, claro que era él, qué hacía yo imaginándome cualquier otro. Es tan diferente. Es más sencillo, menos problemático; destacaba menos. ¿Estás segura? Era mucho más hombre que cualquiera de los otros dos, me hizo sonreír. Era él. Dámelo todo esta noche. Lo siento. Qué va, no lo sientas. Gracias por revolver mi pelo, por agarrarme con fuerza, por quitarme la razón y no dejar que hable. Mierda, esto empieza a ser un problema.


El Primer Hombre ha desparecido. Si ya sabía yo que ése no duraría demasiado… Supongo que librarse del Segundo Hombre no será tan fácil. Es retorcido, intenta embaucarme con su media sonrisa y su mirada penetrante. Pero cada vez que voy a hacerle frente se oculta, y deja paso al Tercer Hombre. Bueno, con eso no tengo ningún problema, me gusta mirarle, me hace sentir bien, me hace volar, es una sensación nueva, jamás lo habría imaginado…


Y, de repente, nos quedamos solos. Ya no existe nadie más. Ni el Primer Hombre, ni el Segundo, sólo él y yo. Ni siquiera me importa que algunos nos miren fijamente. No hay estrellas en el cielo, pero es la noche más luminosa de mi vida en mucho tiempo.

Pretty.



17 de julio de 2011

Y ya.

A veces se pasa mal, y a veces hay que seguir adelante. A veces, alguien te rompe el corazón, a veces todo se viene abajo sin ninguna razón aparente, simplemente ocurre, y de repente estás desorientada. Pero a veces hay que intentarlo, esforzarse un poco. A veces quieres que un amigo sea algo más que eso y el que un día lo fue, desaparezca de tu vida. A veces es necesario llorar, y a veces tenemos que forzar una sonrisa.


La tierra está húmeda de sus lágrimas, desde hace un mes no ha salido el Sol; pero ahí tiene la pala que la ayudará a excavar buscando terreno seco. Llegará, algún día conseguirá limpiar la superficie y ser capaz de valorar lo que hay debajo. No importa lo difícil que sea, ella sabe que debe hacerlo, porque nada termina con un adiós, porque todos somos capaces de volver a querer, y porque no merece la pena sentirse tan atrapada por alguien que jamás entenderá lo que realmente se siente.



Una vez ella lo tuvo todo. El mar, tan profundo como puedas imaginar; el Sol y la Luna, y las estrellas, y el cielo eterno, infinito aunque costara creerlo. Hubo una vez que ella le pudo hablar al amor sin vergüenza alguna. Por una vez ella se sintió especial. Quizás ahora se ha dado cuenta de que aquello fue demasiado, su pequeño corazón no lo pudo retener, y ahora la supera día a día.


Pero no puede evitarlo. Echa de menos el verde de sus ojos, echa de menos la inmensidad.



Aun así puede que no sea para tanto. Al fin y al cabo, ¿de qué sirve llegar a lo inalcanzable si luego no hay nada al otro lado? Mejor una playa cercana; el aire que sabe a sal, las olas que arrastran pequeñas caracolas; y un Sol lejano pero igualmente cálido, en su justa medida. Para qué tenerlo todo durante un día si al ocaso el Sol se habrá ido y la negra noche te traga sin darte cuenta.Y no se está conformando, sólo intenta ver la realidad. Está demasiado cegada por el universo. Cuando realmente no existe algo tan grande, está todo en nuestra imaginación.
Ahora se da cuenta, ha sido egoísta, nada más que eso. Miró únicamente por sí misma porque quería llegar a lo más alto. Estuvo equivocada durante tanto tiempo… sólo se complacía a sí misma. Estaba atrapada en su ignorancia cuando lo único que quería estaba en frente de sus ojos.Pero ahora ella vuelve a casa, y piensa anunciárselo al mundo entero. Están perdonando sus errores, está de vuelva, donde pertenece y nunca se sintió tan fuerte. Como si no hubiera nada que no pudiese intentar.¿Y cómo podrá vivir ahora sabiendo que dejó pasar un amor de verdad? Debió haberle tratado mejor, pero los dos saben que están hechos el uno para el otro. Sabe que la dará otra oportunidad, es ahora o nunca, es la ventana. Está preparada para salir por fin.


Ha dejado su último vicio, lo que un día fue grande ya no lo es tanto. Todo el mundo debe estrellarse sólo. Adiós para siempre.

28 de junio de 2011

It's too late to apologize.


- Perdona, ¿está ella?
- No, no está. Se fue con el otro esta tarde. Está dispuesta a pasarlo bien.
- Vaya, pero yo llamaba para...
- Sí, pero quizás sea demasiado tarde.
- ¿Y qué pasa si la quiero y no quiero que se vaya con el otro? Es demasiado pronto para entregarse al mundo, aún puedo arreglarlo si me da una oportunidad, me niego a que abandone tan rápido.
- Es algo que no podrás evitar.
- Pero su corazón sigue siendo mío, lo sé.
- Eso ella también lo sabe, y le está costando recuperarlo.
- Es que lo he guardado bien, para que no se estropeara.
- ¿No te das cuenta del daño que haces? Lo guardas para que no pueda dárselo a ningún otro, eres demasiado egoísta, construirse un corazón nuevo cuesta mucho. Y yo estoy harta de verla llorar. Así que haz algo.

27 de junio de 2011

Se cierra una puerta, se abre una ventana.

La palabra que utilizan los chinos para decir "crisis" significa también "oportunidad".
De pronto sintió como si hubiera estado atravesando una selva densa a machetazos y de repente se encontrara en lo alto de una montaña donde la luz era nítida y el aire, liviano. Sintió como si le quitaran un peso de encima. Pero aún tenía miedo, le costaba entender el porqué de tantas cosas... no debería preocuparse, la vida son actos, es presente, pues ser un cuándo, un cómo y un qué, nunca un por qué, no debería ni planteárselo. Pues bien, preguntémonos, cómo hemos llegado a esta situación, cuándo dejaste de ver algo de luz en mi y simplemente viste polvo. Es curioso, cuando una persona lo es todo para otra, cuando realmente se pertenecen y cualquier defecto se convierte en magia para el que va colgado de su mano y de repente vuelve a ser simple polvo, cada vez más pesado, cada vez más negro, que se le echa encima hasta encerrarla. Entonces todo es pura agonía, le cuesta hasta el sonreír, y eso que juró jamás dejaría de hacerlo, rompe todas sus promesas porque ni siquiera sabe qué está haciendo, las lágrimas son su compañía desde hace semanas, sus amigos se convierten en sus peores amigos, las coincidencias le juegan malas pasadas. Está acabada. Sí, tocada y hundida.
Entonces vuelve a brotar algo, estaba ahí escondido, ella todavía no está segura de si lo que ve le gusta, pero le apetece explorar. Siente el gusanillo en el estómago, el hormigueo de una ilusión que vuelve después de un largo y cansado viaje, pero sea como sea, ha vuelto.
El pasado la sigue comiendo, teme ser odiada y despreciada por los que antes ocuparon su corazón. No tiene malas intenciones, simplemente quiere seguir adelante. Echándole de menos o no, su figura se va difuminando en su mente, hasta que se presenta en la puerta de su casa, su corazón vuelve a latir con fuerza y padece el síntoma del "no encontraré a nadie mejor". Ella cierra y corre una cortina. No está dispuesta a volver a sufrir. Ha sido bastante duro el viaje como para volver a repetirlo. El tiempo ya hará su función, ahora prefiere olvidar. Su próximo objetivo son los lejanos planetas de luces giratorias, de todos los colores, quiere ser deslumbrada y luego deslumbrar el doble a los demás, conocer a seres desconocidos. Y le gustaría probar a viejos conocidos también, hacer un viaje en tren para comprar un helado de lima, pero eso es algo más confuso en sus planes, primero tendrá que concretar un par de cosas. Viajar a sitios exóticos, inhalar el humo de la libertad, beberse la felicidad y dejarse mimar por sus viejos amigos. Después quizás, sólo quizás se aventure a coger un avión, cruzar la península y probar las cálidas aguas y la fina arena de una vieja isla que esconde un volcán casi en erupción.

13 de junio de 2011

Ella.


Cae como un meteorito, directo al corazón de cualquiera que sepa apreciarla. Ella es suave, es castaña y su piel, dorada al sol. Tiene verdaderas esmeraldas por ojos y una sonrisa embaucadora. No habla, canta, y para aquellos que pueden verlo, es dulce, melodiosa, transmite lo que realmente lleva dentro, su vida.
Es simple, pero única, vive a su manera, sin dirección, sencillamente se deja llevar. Crea los buenos momentos, porque sabe que los malos llegarán sin avisar. En el fondo, sigue siendo una niña. Con su sonrisa inocente y sus andares alegres, nadie podría afirmar que la conoce. Porque ella es un pequeño descubrimiento cada día.
Es salvaje, impetuosa, se podría decir que no le tiene miedo a nada. Aunque, sinceramente, es la más miedica de todas, pero sin mostrarlo. Sabe mantener las distancias, y ser fría cuando debe serlo. Tiene el magnífico poder de trazar una raya entre su corazón y su mente, para poder hacer caso a quien más convenga. Así que, con miedo o sin él, es fuerte, lo es de verdad.
Imposible es nada. Podrá ser muy difícil, parecer en muchas ocasiones algo inalcanzable, pero ¿imposible? No, esa palabra no figura en su lista, no la tiene en cuenta, aunque muchas veces le gustaría rendirse a ella.
Ante todo, es inteligente, y ve el mundo de forma impresionista, pero sabe profundizar. Ella es como un lago profundo, ¡qué digo! ella es un pequeño universo: oscura, casi ilimitada, misteriosa, deseable, pero con millones de puntos de luz, millones de sonrisas; jamás se cansará.
Ella cierra los ojos y puede sentir el roce de una caricia por toda la espalda, pequeño punto de calor que recorre su cuerpo, amor olvidado que todavía le oprime el corazón. Ya ha tropezado dos veces con la misma piedra, pero ninguna más. Todavía siente lo que le han robado y, desde entonces, no cree en el amor eterno. Sea como sea, le gusta querer a las personas, le gusta dar segundas oportunidades porque cree que es lo que se debe hacer. Siempre perdona, siempre. Es incapaz de odiar a nadie, el odio es un sentimiento que sólo trae malas consecuencias. Aun así, jamás olvida... "Jamás digas jamás". Pues en este caso ella puede afirmarlo. Supera, sobrevive, sigue adelante, pero nunca olvida. Olvidar es de cobardes, es no saber afrontar lo que has vivido. Ella acepta y agradece todo lo vivido, bueno o malo, es una nueva experiencia, una lección aprendida.
Sí, ella es apasionada, es liberal, es espontánea y extrovertida. Explosión de fuegos artificiales. Y es así porque le gusta serlo, simple y llanamente. No se rinde nunda, lucha hasta el final, porque confía en sus posibilidades y si algo sale mal, volverá a intentarlo.
Pero sí cree en la paz, en la armonía y en la ayuda mutua. Es consciente de la injusticia del mundo, aunque no alcance a verla toda, y desearía hacer algo al respecto. De hecho, lo hará. Ella lo da todo por los suyos, y por el resto también, porque confía en que ellos harían lo mismo por ella. Lo mejor de todo es que conoce el poder de la mente, y domina en el terreno del carácter, ella es la reina de las relaciones entre personas.
Ella sabe que no es perfecta y, de hecho, no quiere serlo, le gusta ver cómo la gente la quiere por quién es y no por quién aparenta ser. Le gustan sus defectos porque son parte de ella y el que sepa amarlos, sabrá amarla a ella también.
Podría resultar maravillosa, pero no lo es. Es sólo... ella.

11 de junio de 2011

Bonito día.

Naranja, verde, azul, quizás amarillo, definitivamente rojo, muy blanco y ligeramente rosado. Era suave o áspero. Adoraba el contraste. Era seco en ocasiones, húmedo en su mayoría. Floto. Floto por un viento fresco, nuevo, que sabe a fresa. Tengo miedo. Noto la cálida sensacion de sentirse atado, aunque sigo siendo libre. Ahora todo es posible, pueden pasar mil cosas. Pero el mundo es de algodón, de papel de burbujas, nada puede herirme, al menos no lo suficiente para hundirme...
Vacío. Es negro. De nuevo vacío, pincha, me araña, me atraviesta, duele. Vacío, cada vez más grande, quiere salir. La nada me consume lentamente. Sabe a vómito, sabe a la sal de las lágrimas. No, no sabe a nada, porque no es nada. Está roto y quiere salir. No aguanta más, está harto de luchar, sus latidos son cada vez más débiles. Está hecho pedazos, no hay más que hablar. Me atravesará, lo sé. La guerra anda cerca y mis manos están cubiertas de sangre seca, ya no sirven. Han desatado la bestia. Espera, ¿qué bestia? Es la furia que llevo dentro, es la falta de sentimientos. Es el amor reemplazado por odio. Un odio que juré jamás sentiría. Eso es todo lo que puebla mi alma y mi corazón ahora mismo. ¿Corazón? ¿Y quién sabe qué es eso? ¿Acaso alguien lo entiende, acaso a alguien le hace bien? Pero no a él; me odio a mí misma. Por mi estupidez, mi fracaso, mi falta de ganas de vivir. Odio mi cabeza que me atormenta con recuerdos demasiado dolorosos. Es lo mismo de siempre, siempre están ahí. Siempre llegan en los momentos más inoportunos. Cómo se puede ser tan imbécil...
Ven y cógeme de la cintura, o de la mano, poco importa, siempre y cuando estés a mi lado. No te marches nunca. Una caricia por la espalda. Se me escapa una sonrisa, el ambiente está cargado de nuestra propia esencia, de lazos que nos unen por todas partes. No te agobies, es bonito. Y el tiempo deja de existir. El mundo podría estar derrumbándose, que nosotros hemos elegido este momento para querernos y nada más importa ahora...
No. Se acabó. Viajo por un túnel de mil sentidos, no sé cuál elegir. Es el futuro. Es mi vida, yo decido. Es lo que tengo que hacer. Sí, eso dicen todos. Junio, y para mí sigue siendo invierno, hace frío y no quiero nada más que tu abrazo para entrar en calor. Es demasiado difícil. Duele. Lo hará siempre. Todas las rosas tienen espinas. Excepto aquella que me regalaste. Ahora ha muerto. Todo se ha quedado atrás y aun así no consigo olvidar ninguna de las palabras que dijiste. Sigues aquí, dime que aún nos pertenecemos, que todavía dependes de mí. No. Ya no eres tangible. Sólo humo que se escapa entre mis dedos cuando intento alcanzarte. No puedo creerlo. Simplemente, no me entra en la cabeza.

8 de junio de 2011

Querida vida (4):

O más bien, querido sentimiento que la humanidad adora y que está presente en todo el mundo, y al que me niego pronunciar por el simple hecho de que me ha traicionado:
¿Qué pretendes? Primero me rompes en mil pedazos, me dejas tirada por donde pillas y esperas a que yo solita me reconstruya para ahora hacer... espera qué estás haciendo?
Veréis, ésta es la historia. Sí, es una historia de amor. Como la de Little Manhatan, nada bonito, nada demasiado bonito; pero con miles de estúpidos recuerdos que se quedarán durante algún tiempo. Qué digo, mucho tiempo. Aún le veo cuando sueño, le veo a través del cristal del coche aunque sé que no está ahí. Le veo al salir del colegio, como si fuera la primera vez, como si me siguiera queriendo. Veo nuestras manos, entrelazadas y su cara muy, muy cerca de la mía. Y las palabras que solía decir, y que ahora intento olvidar. Su mirada, llena de algo que ni él mismo sabía qué es. De eso a lo que tanto teme. Jamás lo admitirá, es demasiado cobarde, demasiado inmaduro. Pero le he querido tanto...
Y ahora intento engañarme a mí misma. Algo ahí dentro está hecho trizas, pero mi cabeza me dice que estoy bien, pasa página. Pero qué, de repente pones a gente maravillosa a mis pies. Pones a alguien que realmente merece la pena y que no puedo aceptar. Porque yo no soy una cobarde, yo lo reconozco, lo admito delante de quien sea... Me enamoré. Lo hice y no me arrepiento. Pero no me deja seguir adelante. Tomó una decisión, no sé por qué no la lleva a cabo.
Llegó una mañana. Un par de comentarios, una mirada furtiva, un guiño de ojos y una mueca. Ella intentó abrirme los ojos, ella sólo quiere que sea feliz, ella me llevó a él. Y de repente, volví a sonreír. Vale, estamos de acuerdo en que siempre sonrío, por cualquier tontería, adoro meterme en mi pequeña burbujita. No, no fue así. Esta vez se rompió, no me di cuenta, pero ya no estaba en mi pequeño y loco mundo. Seguí sonriendo, ¿por qué no?
Todavía me atormenta, es como una gran nube negra. Ahí encima, todo el rato. Es intentar mirar al horizonte, más allá que lo que ahora mismo siento y ahí está. Oscuro, frío. La lluvia se desliza por mis mejillas, dejando un rastro en mis ojos ahora hinchados. Es insaciable, no me deja en paz, o lo tomas o lo dejas. Si decides dejarme ir, hazlo de verdad, no me enturbies la existencia minuto a minuto. Por favor.
Querido destino: sólo queria preguntarte por qué has decidido abrirme los ojos. Por qué has dejado que ella me enseñara lo feliz que él podría hacerme. Después de la nube negra, del gran chaparrón, de todo el amor desperdiciado; que ahora flota a mi alrededor esperando a que la persona indicada lo coja... después de todo eso me lo has presentado. Y todos tenemos nuestra nube negra. La suya es inmensa, como la mía. Vaya, qué coincidencia...
Así que ahí están. Estoy yo; está ella, mi ángel de la guarda; está la nube negra; está mi compañero leal de nube negra; y está ése que te empeñas en ponerme delante para que le haga daño.
Me gusta mi compañero, mi compañero me hace sonreir, me hace olvidar, me ayuda, me protege, me da confianza, esperanzas e ilusiones. Pero es algo demasiado extraño, demasiado arriesgado y difícil, poco apropiado.
Querido destino: no me hagas elegir, ahora no. Déjame crecer, déjame vivir, salir de mi nube negra, ser feliz. Déjame esperar tranquilamente a que alguien nuevo aparezca en mi vida. No necesito más lluvia. ¿Por qué te empeñas en traer nubes? A mí no volverás a engañarme, sé lo que pretendes. Empieza con una pequeña brisa veraniega, es suave, es cálida, lenta; luego es viento, es apasionado, es fuerte, es violento, es precioso; una nube, blanca, estable, bonita, digna de ser mirada; y finalmente, se enturbia, sólo quedan los restos de lo que fue un precioso comiento en el verano. Cargada de dolor, que apuñalan con cada lágrima. No, no quiero más lluvia.
¿Qué es lo más bonito que os ha pasado hoy?

5 de junio de 2011

Desayuno con diamantes

+ ¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
- ¿Color rojo? Querrá decir negro.
+ No, se puede tener un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué. "

Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero

- Estaba coleccionando un momento.

- ¿A qué te refieres?

- Colecciono momentos, busco detalles que tengan algo especial y trato de concentrarme en ellos.

- Yo creo que la vida es terrible, pero hay momentos hermosos que valen la pena, y yo los colecciono para intentar ser un poco más feliz.


¿Qué es lo más bonito que os ha pasado?

29 de mayo de 2011

Smile.


Se me empiezan a acabar las razones por las que sonreir. Aprovecharé mientras pueda.

24 de mayo de 2011


Ahora preguntémonos. ¿Para qué hemos luchado tanto? Alguna vez te has parado a pensar el porqué de todas esas peleas, esos celos, y sobre todo, ese amor derrochado, empeñado en ofrecérnoslo sólo el uno a otro, cuando en realidad todo acaba en nada...

Es la sensación de poder lavarse la cara con la cantidad de lágrimas que estoy echando. Y me siento tan idiota, tan, tan, pero tan imbécil. Me paso la vida hablando de lo bonito que puede ser todo, y la cantidad de alternativas que hay al dolor. Es decir, por qué sufrir por algo que va a llegar? Para qué amargarse por una relación que sabes que algún día fracasará, por una vida que se disipará, o un amigo que sabes que se acabará marchando. Es lo que siempre digo…

Pero soy incapaz de aplicarlo. Sufrir me hace sentir viva. Llorar me hace darme cuenta que no todo está perdido. Hablar conmigo misma del tema me crea la ilusión de que quizás, todo vuelva a la normalidad. Sufrir me recuerda a él.

También me hace quedar como una estúpida y ser débil. El caso es que hasta que no lo vea todo perdido, hasta que el barco no se haya hundido con su último pasajero, no seré capaz de mentalizarme.

Todo salió al revés y ni me di cuenta. Me da igual que no sea como los demás, me da igual… No! No me da igual. Me importa que tenga que estar siempre ahí detrás, me importa que me vean así.

Nada. Las palabras se atropellan en mi cabeza. Un accidente de coche, un parque muy verde, el trigo de un verano caluroso, una parada de autobús, un sueño extraño, tu mano junto a la mía, esa foto en la cartera, cuatro amigas a mi lado, y mil colores, llegando al negro más profundo, que se convierte en una gran urraca. La chica que me gustaría ser, una vida simple, llena de emoción. Ni una sola lágrima. Y todo lo anteriormente dicho ha desaparecido, ya no me acuerdo, sé que está ahí, sé que me quedan mil cosas por decir, pero no quiero volver a ellas, ni volver a darle vueltas. Es el fin. Lo veo cerca. Pero no quiero esperarle sentada.

Se está acercando...

Tengo miedo al futuro. No al hecho del fin de la vida, de la vejez, ni de la muerte. Tengo miedo a lo que voy a hacer, a lo que voy a tener que hacer y lo que no me quedará más remedio que hacer. Me asusta darme cuenta día tras día de mi poca capacidad de decisión, mi mala orientación, mi ingenuidad, buena fe y extrema esperanza, y de la dependencia que me creo con la mayoría de los que me rodean. Porque así no voy a llegar a ninguna parte. Desde luego tengo demasiadas aspiraciones y sueños para cumplirlos siendo así.
Dejando eso a parte, ¿qué más da? Me preocupo por aprender a ser un adulto cuando ni quiero ni sé serlo, ni siquiera tengo idea de qué voy a hacer con mi vida ahora mismo.
Si tengo más miedo a lo que va a pasar el mes que viene que a nada. Y sí, es por él de nuevo. Yo sólo quiero disfrutar de lo que se me ha dado, y no pensar en lo que no tengo, porque de nada sirve, todos lo sabemos. Sólo saber mirar al futuro sin miedo y vivir el presente feliz. A veces se hace difícil. Sí, a veces soy incapaz de imaginarme con ninguno otro, ni siquiera visualizo alguien mejor. Qúe digo a veces, siempre. Simplemente no puedo. Por muy imbécil que sea, por muchos malos momentos que él no ha pasado ni sabe que yo he pasado. Me siento tan patética. Mirad el mundo, gente, mirad un poco más allá de vuestro ombligo; yo lo hago también... hay tanto sufrimiento. Es egoísta hasta decir basta quejarse por esto. Pero lo tengo tan adentro, no puedo olvidarlo, esta sensación no me deja en paz.