19 de marzo de 2011


"Y pasa el tiempo, las cosas no son enternas, algún día terminan. Después de semanas, de meses, de muchas lágrimas y de mucho olvido... le ve. Y ahora son como dos extraños, que se saludan con dos simples besos y se despiden con un adiós rápido. Después de tantas tardes compartidas; de esas miradas, esas sonrisas; de mil millones de mensajes. Es él, es el mismo por el que ella lloró demasiadas veces y rio otras cuantas. El mismo al que quiso tantísimo durante mucho tiempo... sólo que ahora ya no la abraza por las espalda, ni la susurra cosas dulces al oído; y tampoco la coge de la mano mientras caminan, o la estruja y promete que no la soltará nunca... Aunque desde ese mismo momento ella ya sabía que eso era mentira. De hecho, tenía razón. Y ahí estaba la prueba."

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