11 de junio de 2011

Bonito día.

Naranja, verde, azul, quizás amarillo, definitivamente rojo, muy blanco y ligeramente rosado. Era suave o áspero. Adoraba el contraste. Era seco en ocasiones, húmedo en su mayoría. Floto. Floto por un viento fresco, nuevo, que sabe a fresa. Tengo miedo. Noto la cálida sensacion de sentirse atado, aunque sigo siendo libre. Ahora todo es posible, pueden pasar mil cosas. Pero el mundo es de algodón, de papel de burbujas, nada puede herirme, al menos no lo suficiente para hundirme...
Vacío. Es negro. De nuevo vacío, pincha, me araña, me atraviesta, duele. Vacío, cada vez más grande, quiere salir. La nada me consume lentamente. Sabe a vómito, sabe a la sal de las lágrimas. No, no sabe a nada, porque no es nada. Está roto y quiere salir. No aguanta más, está harto de luchar, sus latidos son cada vez más débiles. Está hecho pedazos, no hay más que hablar. Me atravesará, lo sé. La guerra anda cerca y mis manos están cubiertas de sangre seca, ya no sirven. Han desatado la bestia. Espera, ¿qué bestia? Es la furia que llevo dentro, es la falta de sentimientos. Es el amor reemplazado por odio. Un odio que juré jamás sentiría. Eso es todo lo que puebla mi alma y mi corazón ahora mismo. ¿Corazón? ¿Y quién sabe qué es eso? ¿Acaso alguien lo entiende, acaso a alguien le hace bien? Pero no a él; me odio a mí misma. Por mi estupidez, mi fracaso, mi falta de ganas de vivir. Odio mi cabeza que me atormenta con recuerdos demasiado dolorosos. Es lo mismo de siempre, siempre están ahí. Siempre llegan en los momentos más inoportunos. Cómo se puede ser tan imbécil...
Ven y cógeme de la cintura, o de la mano, poco importa, siempre y cuando estés a mi lado. No te marches nunca. Una caricia por la espalda. Se me escapa una sonrisa, el ambiente está cargado de nuestra propia esencia, de lazos que nos unen por todas partes. No te agobies, es bonito. Y el tiempo deja de existir. El mundo podría estar derrumbándose, que nosotros hemos elegido este momento para querernos y nada más importa ahora...
No. Se acabó. Viajo por un túnel de mil sentidos, no sé cuál elegir. Es el futuro. Es mi vida, yo decido. Es lo que tengo que hacer. Sí, eso dicen todos. Junio, y para mí sigue siendo invierno, hace frío y no quiero nada más que tu abrazo para entrar en calor. Es demasiado difícil. Duele. Lo hará siempre. Todas las rosas tienen espinas. Excepto aquella que me regalaste. Ahora ha muerto. Todo se ha quedado atrás y aun así no consigo olvidar ninguna de las palabras que dijiste. Sigues aquí, dime que aún nos pertenecemos, que todavía dependes de mí. No. Ya no eres tangible. Sólo humo que se escapa entre mis dedos cuando intento alcanzarte. No puedo creerlo. Simplemente, no me entra en la cabeza.

2 comentarios:

  1. hay veces qe no se si exprimir el sol para sentir calor..

    ResponderEliminar
  2. Este blog me gusta mucho mucho! te sigo va?(:
    un besito y pasaste si quieres(;
    http://luciawildfox.blogspot.com/

    ResponderEliminar